UN POCO DE HISTORIA
DEJA DE LADO AL MUNDO
Como el nombre lo indica, hay que dejar de lado todo lo terrenal y centrarse en lo que a uno le importa y lo que llevas adentro que te mueve y conmueve. Y eso es lo que hice.
Tomé la decisión de dejar la banda con la que estaba tocando, la ciudad donde vivía, mi casa, el trabajo, familia y amigos para hacer este disco.
Grabado y mezclado en Tucumán bajo la dirección de Luis Maderuelo como ingeniero, acompañado por Nicolas Aiziczon en pianos y Camilo Ruíz en batería, el mastering estuvo a cargo de Félix Valls en Nono, Córdoba.
Deja de lado al mundo contiene 9 canciones que muestran dónde estoy parado, de donde vengo, mis influencias y creencias.
Como digo siempre, yo puedo mentir pero mis canciones no. El proceso de composición duró poco menos de 8 meses. Fui juntando inconscientemente canciones que, enmarcadas en el disco, se llevaban bien.
La única que sobrevivió de las que tenía armadas y que ya la tocaba en vivo desde hacía un par de años fue “Cuando las cosas”. A “olvidándome” la hice una noche y al otro día la incluimos en el disco.
En general el proceso y resultado fue como todo lo que uno hace por primera vez, con vértigo, ansiedad, errores y miedos pero también con la felicidad que implica hacer un álbum con tus canciones, lo que soñé desde siempre.
Y así fue y es. Estoy muy orgulloso de ese disco. Me parece que brinda un cúmulo de canciones verdaderas. No escondo ni niego nada.
Hay canciones de amor y canciones de desamor, de decepción por la realidad del país y hay poesía. Y para mí, esa combinación ya es suficiente para un álbum de rock.
COLORES ENTREGRISES
En este disco desarrollé aun más el concepto de “canciones eléctricas”. Eso es lo que hago. Me preguntan todo el tiempo quÉ es lo que hago, respondo música, ¿qué genero?, rock, ¿cuál?. Para cortar con todo eso digo que hago canciones tocadas con instrumentos eléctricos. Soy un hippie que ama la electricidad.
El leitmotiv de este álbum fueron dos fotos que saqué en unos de esos días de caminatas infinitas por la capital. Esas fotos llenas de colores me dieron el nombre del álbum sin tener ni medio verso escrito y con solo un par de melodías desparramadas por ahí.
En ese momento me di cuenta que tenía un disco en mi cabeza pero me faltaban las canciones así que me senté a escribir. Y lo hice con el lema de canciones eléctricas como faro guía.
Y así como encontré las fotos, encontré entre millones de personas, a un amigo y ahora hermano, Alberto Richter, baterista. Junto a él, grabamos las 8 canciones del disco en el estudio de Facundo Farias entre San Telmo y Constitucion.
El proceso de grabación fue bastante particular. Grabamos tres canciones, las mezclamos y editamos pero me vi en la obligación de parar por falta de material, cortamos 2 o 3 meses hasta que tuve definidas las demás canciones.
Y siguiendo el trazo conceptual pude completar este hermoso álbum donde también hay canciones de crítica a la realidad política y social, al sistema y también, inevitablemente canciones al y desde el amor.
INFINITO Y TODO EL TIEMPO
Empecé, como siempre, con un par de canciones sueltas. Esta vez no tenía una idea clara de lo que quería conceptualmente. Es más, no tenía el deseo ni el proyecto de hacer un disco. Componía mas por costumbre y oficio que por voluntad y necesidad. Y fue justo ahí que recordé lo que hay en mí, eso que está para siempre.
Imagina un motor que no se apaga nunca, que está en constante funcionamiento por toda la eternidad, suena casi condenatorio pero no hay nada más alejado que eso. Es libertad, eso que está ahí constante y para siempre dentro mío y jamás nadie ni nada podrá vulnerarlo, es mi tesoro y como tal, le di a este disco ese valor, concepto y ese significado.
Hable por teléfono con Luciano Pallaro Batagliesse (músico/productor) y le explique la situación en la que me encontraba. Tenía una sola canción con varias versiones muy distintas unas a las otras y no podía avanzar, no podía tomar decisiones en cuanto a lo artístico y necesitaba la ayuda de alguien con su experiencia para orientarme y guiarme, y así fue.
Trabajamos en la producción durante año y medio. Durante ese tiempo armé 18 canciones y grabamos 10 o 12 y de las cuales quedaron 9 en el album. Canciones que narran una parte de mi vida, un futuro, confesiones y deseos. No me definen pero me delatan.
Me di el lujo de trabajar en este disco con enormes profesionales de la música y bellísimas personas. Luciano oficiando de producer/psicólogo/amigo/músico, Jorgito Giorno en batería, Santi Vilas en los pianos, Martin Pomares en mezcla y Edu Pereyra en el mastering.